miércoles, 8 de junio de 2011

Las Pelusas se enfrían

Un papel en blanco sin duda, tus ojitos… ese par de perlas negras con ese brillo infinito… se apagaron. Posiblemente para siempre, o quizás te toco volver a nacer quien sabe… solo tú. Ese pelaje tan suave, que pocas veces se podía acariciar, era tan fino, apenas se sentía cuando aun siendo pequeña te escurrías entre mis dedos, te quería… Tan pequeña y delicada,  frágil. Te quería conmigo pero siempre fuiste bulliciosa, y me provocabas un eterno insomnio. 
Cuando te vi en esa tienda, eras remedio de mi soledad… estabas asustada y tenías algo de hambre, no se por qué sentía que te había salvado… que tonta. Con catorce años recién a flor de piel y extraños afanes. Cuando te traje a casa a nadie le pareció la idea, pero con el paso del tiempo no había quien no se amara… por tus patitas, esos ojitos que me gustaban tanto… eras linda, eras hermosa… solamente que eras tan agresiva, no se te podía tomar, cuantas veces me mordiste, cuantas veces me enoje por eso, pero aun así te quería. Siempre a la defensiva eh? Teníamos nuestras cosas en común, aun que tu fueras Effy y yo Moni… aun que tu fueras una ratoncita y yo una gatita, aun mas allá de todo lo demás nos entendíamos cuando eras pequeñita te hablaba de algunas cosas que sentía, y me afligía cuando te escapas… recuerdas? Cuando te escapaste para el cumpleaños de uno de mis hermanos, te confundí con una pelusa gigante, jaja hermosa pelusa que eras, con esas patitas tan inquietas, con esa energía que daba para pensar que no se acabaría. Nada es eterno… verdad Effy? 
Quizás fue por pena, o soledad, estabas helada… quizás te debía cuidar mejor, quizás estarías mejor aun en aquella tienda, Effy donde estas? No te escapaste… o si? O tu alma se escapó de ti? Effy conversemos como antes, aunque tu siempre eras la que escuchaba. Me preocupaba, cuando te encerrabas, cuando te escondías y no salías a comer… Effy me siento tan hipócrita, no merezco un perro… porque nisiquiera pude cuidar de ti. 
Effy ya te fuiste, pequeña pelusa que vibrara entre mis dedos un 30 de octubre en una tienda de mascotas perdida entre las galerías de una ciudad de extraños afanes… 

No hay comentarios:

Publicar un comentario